retazos
Que mi memoria es un desastre, todos los que me conocen lo saben. Puedo no recordar lo importante y, sin embargo, contarte mi vida por tormentas o canciones.

Que tengo que apuntar lo que necesito antes de ir a la compra y aún así me olvido de cosas, pero con solo cerrar los ojos me traslado a cualquier momento, como cuando cantaste Point blank… ¡qué momento!

Y ayer me enseñaste una vieja servilleta que aún conserva mi caligrafía, y por un momento el mundo se paró, porque sólo han pasado 22 años, sólo ha pasado una vida…la mía.

Está bien… tu vida también.

Sé que nunca olvidaré ese día, lo guardo en algún rincón y hacía años que no pensaba en él, pero me vi en aquel bar mientras nevaba en Madrid, sabiendo que empezaba algo y que mi apuesta era yo.

Renuncié a algunas cosas, que ahora parecen que no son importantes, y es que el tiempo lo suaviza todo… incluso mi ira.

Siempre he querido ser fiel a mí misma aunque eso me sacara del confort de la temperatura de estufa y tuviera que remover mi mundo y ponerlo patas arriba y otra vez empezar…y es que parece que todo me lo he jugado a cara o cruz.

No tengo ni idea de lo que queda de aquella chica, creo que nada, pero ya he hecho las paces con ella. Y me ha traído hasta aquí, más fuerte de lo que un día imaginé.

Y a ti, ¿qué te puedo decir? Que estuvo muy bien reírnos de todo aquello, que trajeras a mi memoria algunas cosas y que vencieras mi distancia, a pesar de la rabia que sabes que me sigue dando.

Si un día pasas por aquí, esto es para ti:

“No esperes hoy la tormenta de ayer
no duran  siempre las penas de este infierno…”
Había algo en él que llamó mi atención por encima de los demás parroquianos asiduos al bar de toda la vida.
Había algo en él que me trajo una canción: “No one, baby, but the brave. Oh! Strong enough to save something from what they gave”

Sentado al final de la barra, despegando lentamente, como si tuviese paradas todas las horas que aún le quedan en el reloj, la etiqueta de Mahou de su botellín y ligeramente inclinado, pareciera que el peso del mundo descansaba en sus hombros. Un Atlas abatido, desertor de este mundo que claramente no va con él.

Si miras puedes ver la fragilidad que algunas almas fuertes enmascaran, una pena que ya casi nadie mire más allá de sus teléfonos móviles.

Había algo en él que me inspiraba cierta compasión, o mejor, cierto reconocimiento. Si pudiera… si tuviera ese poder…le daría una segunda oportunidad, solo algunos se merecen deshacer.

Puedes ensayar tu vida antes de vivirla plenamente, o puedes cambiar aquello que ahora es inevitable… un chasquido de mis dedos y deseo cumplido.

Un leve gesto y el camarero le sirvió otra cerveza. Cogió una servilleta y comenzó a escribir o garabatear en ella… este gesto lo reconozco, colecciono lo que callo en servilletas de bares.

¿Tal vez escriba una lista con sus deseos? No, no tiene pinta.
¿Tal vez dibuje su mapa de vuelta a aquella estación para bajar del tren? No parece de los que se arrepientan.
¿Tal vez enumere las cosas que empeñó? No parece necesitar más de lo que lleva puesto.
¿Tal vez garabatea su próximo tatuaje o es simplemente la lista de la compra?

Me arrancó de mi abstracción la llegada de mis amigos, saludos, disculpas por el retraso y primeras risas que anuncian lo bueno de cada rato.
 “A esta te invita el chico del final de la barra” me dijo el camarero mientras me ponía una cerveza. Volví la mirada pero ya no estaba. Vaya, se llevó su historia con él… pocas historias merecen ser escuchadas. Debajo de la cerveza una servilleta con una sola frase: “¿No te sientes como si condujeras un coche robado?”






Tiene la mirada de quien ha comprobado que la vida cabe en una maleta y que nada de lo que lleva es importante. Tiene la mirada de quien ya conoce que nunca se empieza de nuevo.

Tiene la actitud de quien desafía, porque hay cosas que nunca son monedas de cambio. Tiene el andar de quien, pase lo que pase, nunca mira hacia atrás.

Guarda lágrimas en tarros de cristal para cuando tenga tiempo y camisetas donde escribió su historia.

Tiene la sonrisa de quien sobrevivió a un disparo a quemarropa y la seguridad de quien sabe que ya pagó su precio.

Tiene la pose de quien apostó todo a una carta, que siempre lleva en su bolsillo, porque aunque perdió sabe que solo vive cuando se arriesga.

Guarda disfraces para cada ocasión y botes con la arena que se metió en sus zapatos.

Tiene las manos de quien peleó en varias batallas y el gesto de quien está preparado para la siguiente.  

Tiene la cara de quien ha vivido una vida que no quiso y el brillo de haber conquistado lo que deseó.

Guarda canciones que son sus únicos himnos porque lo que siempre calla, lo tararea.  

Le conocí cuando tenía 22 años, era un joven que intentaba disimular sus ojeras. “Solo quiero un sitio para cerrar las puertas a las malas noticias. En el que las desgracias se vean venir, y al que tengan que llamar desde los vendedores hasta las más silenciosas de las pesadillas”.

Desde la distancia le observo, juguetea con el cigarrillo, mira al vacío con la calma que da el estar de paso, y termina encendiéndolo como si no tuviese otra elección. A veces es difícil respirar a su lado y otras puedo ver al joven que fue antes librarse de las costuras.

Me acerco y le escucho tararear “Is a dream a lie if it don't come true. Or is it something worse”. Me mira, arquea la ceja y se ríe, “Cómo me gusta el flaco”. 
- ¿Puedo ayudarla?, ¿ya se ha decidido?

- Si, creo que sí. Al final me quedo con la 2.

- Fantástico, muy buena elección. Creo que se me olvidó decirle que el lote 3, la interracial, tiene un 10% de descuento. ¡Ha sido todo un éxito!

- Ummm…No, creo que me gusta más la 2.

-Muy bien. Pues hago su reserva… vamos a ver… lote 2: “Familia bien avenida para Navidad”

-Por cierto, ya tienen mis datos. Estas vacaciones les contraté una despedida.

- Estupendo. Entonces ya sabrá que si no queda satisfecha les devolvemos su dinero.

- Imagino que la cena corre de mi cuenta, ¿no?

-Si, pero si lo contrata para todas las Navidades, ya que es clienta nuestra, puedo incluir los regalos de Reyes.

- Me parece genial. Así lo haré, hace años que no tengo regalos.

-Pues ya está todo. Del 24 de diciembre al 7 de enero tendrá su familia feliz.

-¡Perfecto! Feliz Navidad.

-Muchas gracias. Feliz Navidad para usted también… ya verá como éstas si son felices.

A partir del hecho sorprendente, pero no por ello menos desmerecido, de crearse un Clus de Fans entorno a mi persona  y sumado a los correos privados recibidos pidiendo mi opinión sobre temas diversos en base a sapiencia infusa, se han desencadenado consecuencias imprevisibles en mi cotidianidad:

-          En primer lugar, mi persona que hasta el día acontecido caracterizase por mínimo ego, ha pasado incluso hasta doblar el tamaño de su sombra.

-          En segundo lugar, la ingente cantidad de correos recibidos desborda mi capacidad, que aunque es mucha también lo es la vagancia.

-          Y en último lugar, siguiendo el ejemplo de tuiteros, tronistas y demás gente de bien por ego superlativo, al adoptar esta actitud, entono el mea culpa, y confieso que es agotador.

Por ello, y con tales razones de peso, creo esta sección abierta a todo aquel que quiera, y se atreva, a escribir…

Al teclado La Moski, te leo...
Será por la astenia otoñal o por la vuelta a mi rutina, y es que me queda tan lejos el mar, que me ha invadido una profunda pereza para escribir. Será que miro alrededor y todo me produce hastío.

Será porque este verano, a pesar de tener las mejores vistas del Atlántico, las imágenes que se han grabado en mi retina son las de miles de personas, que huyendo de una guerra llaman a las puertas del cielo de Europa, y hemos colgado el cartel de “cerrado”.

Será que he escuchado las mayores barbaridades para defender lo indefendible, la ignorancia de los arrogantes siempre me ha parecido lo más peligroso.

Será que me cabrea cuando invocan a la solidaridad y no, no se trata de parchear se trata de justicia. Qué vacías han quedado algunas palabras.  

Será que me hastía pensar que las crisis humanitarias solo son cuando están cerca de nosotros, que los campos de refugiados que hay en países africanos no molestan, por eso lo echamos al olvido.

Será que me enfada aún más ver a nuestro presidente triunfalista en el congreso de los populares europeos jaleado por sus colegas. ¿De verdad Mariano no había nadie mejor? Berlusconi, condenado por corrupción, abuso de poder, incitación a la prostitución infantil… sin meternos en la grima que da su pelo acartonado y su moreno de rayos UVA,  y es que el dinero no lo mejora todo. Sarkosy, imputado entre otros casos por corrupción, tráfico de influencia, revelación de secretos… y no, no es un secreto que su mujer lo que se dice cantar no canta. Orbán, con un discurso xenófobo que recuerda lo peor de la historia de Europa.

Será que en los supermercados ya he visto turrones y los primeros escaparates adornados con motivos navideños. No puedo con la vida.

Será, tal vez, que no me veo capaz de aguantar los grimosos anuncios de la Navidad mezclados con la campaña electoral. No había otra fecha Mariano, no.

Será qué las musas me han abandonado…el folio sigue en blanco, y enciendo un cigarro y miro por la ventana, ¡qué pedazo de vistas tengo!... joder, no, otra vez no, el tipo desnudo en su balcón… si no fuera porque nos separa una calle me liaba a hostias con él… ¡será posible mi mala suerte!, sempiterna mala suerte, ¿no podría ser uno de esos tipos de los anuncios de colonia, tenía que ser este esperpento? Y encima irá de “hombre educado”. No puedo con la vida, otra vez.

Será que busco en vano inspiración porque las noticias solo consiguen irritarme. Otra vez Cataluña, no. Será que me enoja ver a un político mediocre enarbolando unos ideales a los que se agarra solo para continuar en el poder, será que enfrente tiene a otro político aún más mediocre instalado en el inmovilismo.

Será que me enerva ver la puesta en escena para crear un nuevo mártir o héroe dispuesto a todo, menos a la dimisión, a modo de aquel Rey y sus 300. Menos mal que tuvo el detalle de no presentare con la capa y el taparrabo como en la película… claro que la comparación hubiese sido odiosa, como siempre.

Será que me enfurece ver que Mariano ha salido del plasma y ahora me lo encuentro en cualquier periódico, radio o programa especial incluso con preguntas de ciudadanos elegidos al azar, lo último en democracia debe ser esto. Y ahora se reúne con los líderes de todos los partidos políticos y cada uno tiene una propuesta diferente para Cataluña… solo cabe declararme unilateralmente independiente de todos ellos, me veo desterrándome en la isla Perejil.

Será que me importa un carajo si la Vicepresidenta baila la melodía de un programa de televisión, no le veo la gracia ni al programa ni a ella. Me importa y me cabrea su discurso loando los grandes sacrificios que ha tenido que hacer el gobierno para sacarnos de la crisis. Me indigna que siga diciendo que a España no la han rescatado. Me enfurece que se abandere como anticorrupción con lo que tiene en casa. Me irrita el vídeo que presentó promocionando a su partido con símil de enfermo que se ha recuperado en una sanidad que ellos se han cargado a base de recortes. Me enerva cada vez que dice que España ha salido de la crisis. Me enoja cada vez que pronuncia “eso no es marca España”… pero, ¿quién coño se ha inventado esta “tontá” de marca España?... y no sigo porque creo que ya he utilizado todos los sinónimos del verbo cabrear.

Será que me han dicho que en el mismo programa Pablo Iglesias cantó. No puedo con la vida, vuelvo a repetir.

Será por todo este montón de motivos que me he hartado, o solo son excusas para minimizar el hecho que en  esto no tengo disciplina, ni inglesa ni de ningún otro tipo. Será que por encima de todo lo que más me preocupa es que este tiempo otoñal y melancólico le inspire más canciones a Pablo Alborán.

Será que necesito romper con este hastío… Solo se me ocurre subir el volumen… cántame Robe…

" Busco un mundo mejor
y escarbo en un cajón
por si aparece entre mis cosas.
Buscando mi destino,
viviendo en diferido,
sin ser, ni oír, ni dar..."