retazos


Madrid    

Mi pelota de golf con tus colores pintada, mis pulseras de cuero, un silbato de madera con tu letra de adolescente, mis relojes de muñeca, todos parados, y un botón.

Tu ajustador con tus iniciales, que son las mías, hasta en eso nos parecemos, la piedra de la buena suerte, monedas de otros países que visité y la cajita que me regalaste para guardar nuestro secreto.

Un montón de cartas, de aquella época en la que se escribía, de amigos que algunos ya no están y que me cuentan una y otra vez historias que me hacen reír a carcajadas y me hablan de mi vida, como una vieja película que ya he visto.  

El mechero que me regalaste, todas tus postales, tus cartas, algunas hasta fechadas en el mismo día, ¡cuánto me quisiste!

El libro de Bruce con tu dedicatoria, el único que no tuve que volver a comprar, y una minucia de china que guardaste cuidadosamente en un papel bajo nuestros nombres.

Tu chaqueta, aunque ya no tiene tu olor y tu bufanda, todos los inviernos me acompañas.

¡Cuántos tesoros tengo!

No recuerdo el lugar de dónde vengo, pero siempre sueño con una tierra donde nunca alcanzas el horizonte, de colores cálidos y una luz que no he visto en otro lugar.

He caminado por campos de girasoles, tan reales como los que vi en el museo del pintor loco en Ámsterdam, junto con su noche estrellada. Y disfruté de esa misma noche y todos sus colores con mis dos mejores amigas y el lago Como de fondo… ¡qué rico los calamares, os aguantáis par de pavas!

Me enamoré de Granada y en Granada, pena que siempre amanece. Si miro atrás no puedo evitar sonreír al vernos creyéndonos los más duros del lugar, todo era posible. Y ahora que lo pienso… ¡me ligué al guapo del instituto, toma ya!

Aprendí de ti la dignidad, la responsabilidad, la defensa de uno mismo y de aquello en lo que se cree, sin necesidad de ningún discurso ni paparruchas, como mejor se educa, con tu ejemplo día tras día y otro día, y todos los días.  

Y así salí, claro. Obligada me vi a escaparme de los castigos absurdos de las monjas, a organizar huelgas en el instituto, a tomar el decanato, a organizar manifestaciones y la pedazo de fiesta improvisada de la primavera… si, todavía se sigue organizando. Qué de hostias me han dado,  pero qué bien me lo he pasado.

Las clases en el bar de la facultad o en el de enfrente, ¡qué manera más buena de estudiar! Alfonso igual que Pierce Brosnan cuando era el 007. ¡Me ligué al guapo de la facultad, toma ya!

Tengo un acento que a veces tira para el sur y encontré el Norte en una calle de Madrid.

Mi Ulises, Robert De Niro, de los evangelios prefiero el de Jesucristo, Marlon Brando y su Stella, las uvas de la ira y un rayo que nunca cesa.

Aquella feria, tus ojos verdes y todo lo que aprendí de ti. Menos mal que insististe, ¡me quedé con el guapo, otra vez, toma ya!

Todos mis conciertos de Bruce, siempre salgo con los bolsillos llenos. Su voz, valeee, si todos lo sabéis ya, sus piernas… ¡joder, cómo le quedan los vaqueros!

Dormir en una azotea con mí gañán preferido, con riesgo de morir de risa y de desviar todo el tráfico aéreo de Andalucía. Mis dos locos, Pin y Pon, la Oliva, la bodega de nuestra Mafalda, la Antonia y su loro… ¡Así se cumple los 40!

Florencia y Roma, y tú aguantando pacientemente mis charlas sobre arte.

Nuestra conversación en Lisboa, tus informes y cada vez que me cantas “vivir así es morir de amor” por teléfono… no puedo más, mira lo que te digo.

Vuestro 30 de abril, nunca os he visto tan felices. Aunque me hicieras cargar con la jodía tarta… no te lo perdono, no, no.

Se detuvo el tiempo en el National Gallery y nuestros helados de chocolate y nubes.

Bérgamo y la rumana que nos perseguía… ¡qué rico los ñoquis, os aguantáis par de pavas!

Praga, George y su gato, las conversaciones y carcajadas con el bombero más dicharachero y su mirada azul. Y por supuesto, la sorpresa de la Oli…sin comentarios.

Mis compañeros de trabajo y nuestras carreras de sillas...¡para habernos "matao"! Mi compi, su voluntad y dignidad en su batalla y todo lo que me sigue enseñando. 

Noches surrealistas con el Equipo, un caniche gigante, la corte de los milagros, la Trucha y hasta aquí puedo leer.

Because the night, aunque fuera de día. 

Tánger y mi moro, horas y horas compartidas y su “el tiempo es relativo, mi ninia”. Pues tenías razón, pero no sabes cuánto te echo de menos.

Esta maldita distancia que nos separa, no llegué a tiempo y cuando entré en la habitación ya habías nacido. Mi hermana, que siempre será pequeña para mí, ese día se convirtió en grande contigo en sus brazos.

Mira que he visto la belleza en todo el arte que me apasiona, pero nada comparable a cuando te vi por primera vez. No había una niña más bonita en todo el mundo. Y ahora veo en tus ojos la niña que fue tu madre.

Si es que me he reído de todo, de todos y, sobre todo, de mí.

Desordenados y olvidadizos pero así son mis recuerdos. Seguro que se me olvidan cosas, pero ¿te vale así Gusa?


Vaya un mes raro que he pasado. Decidí no mosquearme por los resultados de las últimas elecciones, opté por adaptarme y tomarme las cosas según vengan. Y así he estado este mes, en lucha contra mi naturaleza, para cuidar mi lenguaje, ideas y comportamiento ajustándolos al color predominante.

En Madrid gana las elecciones Esperanza Aguirre. De Madrid al cielo dicen... pero antes pasaremos por el infierno… no, Moski, no, por ahí no.

Nota mental: recordarle a la gente que cuando la Espe dice que es liberal no quiere decir que sea una señora que salga hasta las tantas y que se acueste con distintos señores cada noche. Otra vez, no Moski, que noooo. Adáptate. Toca ser liberal. Pues ea, ahí voy.

Esperando mí turno en la caja del supermercado donde voy habitualmente, la señora de delante exclama alarmada por el precio de la sandía. Tengo que intervenir. Señora no se queje, que España va bien. Normal el precio de la sandía si nos van a subir los salarios hasta un 1%. Peor están los griegos, ahora que ellos se lo han buscado, panda de irresponsables. Menos mal que España no es Grecia y no nos han tenido que rescatar. ¡Si es que lo queremos todo gratis!, que si la educación, la sanidad también… pero esto qué es ¿una república bolivariana? 

La señora se apresura en pagar y ni recoge el ticket. Abono mi compra y me despido de la cajera como habitualmente hago: qué tengas un buen día. Me responde como siempre: tú también chula. No me convence su despedida, ¿de dónde sacará que yo soy una chula?

A pesar de ser la lista más votada, la Espe puede que no llegue a ser alcaldesa. ¡Qué injusticia más grande! Si es que tendríamos que darle una vuelta a esto de la democracia. Ni decir tiene que no se acuerdan cuando el PP hizo lo mismo y pactó con el PSOE para poner a Patxi López de Lehendakari.

La autoproclamada mesías del liberalismo propone una alianza para evitar la llegada de los rojos al poder. Ay madre, ¡que vienen los rojos! Que van a crear soviet, a acabar con la separación de poderes, el Estado de Bienestar y todas las conquistas sociales por las que tanto ha peleado el PP… mi cabeza no da más de sí.

Ante la posibilidad de otra guerra civil, que parece más que probable por los discursos de nuestro centro-derecha, voy al supermercado para aprovisionarme de víveres. Me inquieta una cosa: si esto lo dice el centro, ¿qué dirá la extrema derecha?

Salgo a la calle. No parece que haya ningún cambio, petada hasta arriba de gente, modernos, hispsters y lumbersexuales, que es lo último de lo último, creo. ¡Incautos, descerebrados, ¿qué hacéis?, que van a venir los rojos a acabar con todos!, me dan ganas de gritarles, pero me contengo porque ahora soy una liberal y como tal intento salvarme a mí misma.

Aprovisiono mi carro de la compra con litros y litros de aceite, todas las latas de atún y mejillones en conserva que hay, cientos de sobres de sopa, todas las bolsas de croquetas “estilo casero”, las otras no, y miles de kilos de azúcar.

Abono mi compra y me despido de la cajera como habitualmente hago: qué tengas un buen día. Me responde como siempre: tú también chula. Sigue sin convencerme su despedida, pero en vez de hacérselo notar le suelto: menos mal que seguimos siendo la reserva espiritual de occidente. Pasa de mí.

Tengo todo lo que necesito y me encierro en mi piso. Pasan los días… odio los mejillones en conserva… pasan más días… las croquetas de caseras no tienen ni el estilo… pasan otros días más… ¿quién coño inventó el aguachirri éste y dijo que era sopa?

No prospera la idea de coalición “tos contra los rojos” de The Godmother del PP madrileño. Mira que dicen que la política hace extraños compañeros de cama, ¿verdad Susana Díaz?, pues parece que esta vez no será así.

Manuela Carmena será la próxima alcaldesa. Pues ea, a adaptarse Moski. Ahora toca ser más roja que Caperucita.

Vuelvo al supermercado, ¡qué trajín!, y me llevo unas sandalias, un pañuelo para el cuello estilo pobre y todas las latas de gasolina, ¡tiene de todo el jodío supermercado!

Abono mi compra y me despido de la cajera como habitualmente hago: qué tengas un buen día. Me responde como siempre: tú también chula. Definitivamente, no me convence su despedida. Mejoro mi despedida: qué tengas un buen día, ¡camarada cajera! Tú también rechula, me responde. No hemos mejorado, pero no le digo nada porque me ha regalado 15 puntos para canjearlos en una compra de unas sartenes con una pinta buenísima.

Ahora solo tengo que esperar la señal para quemar las iglesias, le tengo echado el ojo a una solo espero que ningún otro se me adelante. Pero me asaltan algunas inquietudes: ¿cómo lo vamos a hacer, lo anunciarán en la televisión pública? No, estos son modernos, ¿crearán un grupo de WhatsApp?, ¿qué podrán?, algo así como “quema tu iglesia, pásalo”. Y ¿qué hacemos con los curas?, quemarlos me parece demasiado. No sé, no sé, no lo veo. 

Pasan los días… nada de nada. Pasan más días… estoy con Mafalda, odio la sopa. Pasan otros días más… Me siento disgustada, parece que los rojos no son como nos los pintaban. Pasan y más y más días… ¡joder, ola de calor! Mira que son retorcidos estos rojos, achicharrar así a todo un país, prefería lo de las iglesias.

Visto que no pasa nada y que tengo la misma pinta que el Fortu de Obus en la isla ésa, decido bajar a la calle. Lo mismo de siempre, hasta arriba de gente comprando lo último en moda aunque les quede fatal. Decido ir hasta el Ayuntamiento que está muy cerca para ver si ondea una bandera roja más grande que aquella oficial pero descomunal que pusieron en Colón… pues vaya, ahora si que estoy decepcionada, ni rastro de la hoz y el martillo.

Aquí no ha pasado nada de las profecías de Nostradamus-Esperanza, tendré que volver a mi rutina.


Hace unos días al pasar por el Ayuntamiento camino del curro, vuelvo a mirar en busca de la bandera comunista, ni rastro, en su lugar hay una enorme bandera con los colores del arcoíris. Menos mal que se fue la de las peras y manzanas, y por fin el Ayuntamiento parece que se une con una reivindicación de muchos de sus ciudadanos. Cómo son los rojos, siempre en lucha para eliminar desigualdades… ¡habrase visto locura mayor!